Profesor de Harvard y observador de las tendencias mundiales Vikram Mansharamani escribió en su libro más reciente Piense por sí mismo: “El mundo, por decirlo sin rodeos, ha cambiado, pero nuestra filosofía en torno al desarrollo de habilidades no. Es hora de replantearnos nuestra historia de amor con la profundidad. El péndulo entre profundidad y amplitud ha oscilado demasiado a favor de la profundidad”.
En un artículo en CNBC, Mansharamani explicó:
A muchos de nosotros nos han dicho que unos conocimientos profundos nos darán mayor credibilidad, una rápida promoción laboral y unos ingresos cada vez mayores. La alternativa de tener una mentalidad amplia se suele tachar de chapucera sin aportar realmente ningún valor añadido. Pero el futuro puede ser muy diferente: es probable que la amplitud de miras y la capacidad de conectar los puntos proverbiales (el dominio de los generalistas) sean tan importantes como la profundidad de los conocimientos y la capacidad de generar puntos (el dominio de los especialistas).
Estoy de acuerdo. A lo largo de mi carrera, a menudo me encontré atrapado en silos funcionales, muy poblados por expertos “cegados” que no debían interferir en lo que ocurría en silos adyacentes. En consecuencia, el traspaso de información era, por lo general, innecesariamente engorroso.
Por experiencia propia, recuerdo un departamento técnico de una empresa de Internet que exigía a los vendedores que rellenaran un formulario de pedido entero antes de estar dispuestos a registrar un nombre de dominio. Sin embargo, parte de la información no pudo obtenerse de los clientes. Se enviaban formularios de un lado a otro y, mientras no se avanzaba, cada equipo culpaba al otro de no colaborar de forma constructiva. Decidí intervenir y pronto descubrí que cada campo del formulario era obligatorio por diseño en la base de datos de clientes. Como no podíamos obtener la información requerida de los clientes, sugerí marcar estos campos como opcionales en la base de datos. Sólo hacía falta alguien con autoridad que se preocupara de escuchar sus respectivas posturas para emitir un juicio que ambas partes respetaran, sin que ninguna de ellas perdiera la cara.
Heidi Gardner, de Harvard, ha descubierto que las empresas con más colaboración transfronteriza consiguen una mayor fidelidad de los clientes y márgenes más altos:
A medida que la innovación depende cada vez más de la cooperación interdisciplinar, la digitalización transforma los negocios a un ritmo vertiginoso y la globalización exige cada vez más que las personas trabajen más allá de las fronteras nacionales, la demanda de ejecutivos capaces de dirigir proyectos en interfaces no deja de aumentar.
Cuando se les pregunta:“¿Qué relaciones son más importantes para crear valor para los clientes?”, los profesionales dan prioridad a las relaciones horizontales. Hoy en día, la gran mayoría de las oportunidades de innovación y desarrollo empresarial se encuentran en las interfaces entre funciones, oficinas u organizaciones. En resumen, las soluciones integradas que la mayoría de los clientes desean pero que las empresas se esfuerzan por desarrollar requieren una colaboración horizontal (a través de los silos funcionales).
Mis profundos conocimientos y experiencia en la mayor parte de la práctica empresarial me permitieron obtener una amplia perspectiva. No basta con percibir las cosas desde la distancia para comprender los retos actuales. Los generalistas también deben tener un conocimiento más profundo de los asuntos y las circunstancias. Por eso abogamos por una nueva clase de empresario: el Grandmaster of Business™. Debe tener tanto la profundidad de un experto como la amplitud de perspectiva para poder preparar la empresa para la próxima década.
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Curiosamente, los “grandes maestros” no son nuevos en el juego. Durante siglos, los llamados “Grandes Maestres” gobernaron las cortes reales francesa(Grand Maître de France), belga, inglesa(Lord Steward) y holandesa(Grootmeester). Incluso el Vaticano sigue teniendo su Gran Maestre, el Mayordomo Papal. En la actualidad, el“Grootmeester” del Rey de Holanda es responsable de toda la corte real y actúa como enlace con las realezas y embajadores extranjeros. Si comparáramos a un Rey con el Consejo de Administración en los negocios, mientras que los “miembros de la corte y las entidades extranjeras” son partes interesadas, entonces un Grandmaster of Business™ no es demasiado descabellado.