Si hay algo que está resonando en todo el mundo, y no en menor medida debido a las secuelas de la reciente pandemia, es tener o construir resiliencia. Como individuo, la resiliencia es la capacidad de afrontar los retos de la vida y recuperarse de las dificultades. Las personas que mantienen la calma ante una catástrofe tienen resiliencia. En lugar de caer en la desesperación o esconderse de los problemas utilizando estrategias de afrontamiento poco saludables, las personas resilientes afrontan las dificultades de la vida de frente. Pero, ¿y las empresas y organizaciones?
Pero, ¿y las empresas y organizaciones? ¿Cómo pueden mejorar su forma de enfrentarse a la adversidad y recuperarse de ella? Y si es así, ¿cómo se mide y gestiona el nivel de resistencia?
Martin Reeves y Kevin Whitaker escribieron en HBR: «En medio de la crisis de los Covid-19, hemos tomado dolorosa conciencia de la fragilidad de las cadenas de suministro, la atención sanitaria y otros sistemas críticos. Muchos líderes han anunciado su intención de reconstruir sus empresas de forma más resiliente, pero no muchos saben cómo. Pocas escuelas de negocios enseñan resiliencia, y el conjunto de herramientas de gestión actual está dominado por la gestión del rendimiento financiero. Como resultado, muy pocas empresas pueden diseñar, medir y gestionar explícitamente la resiliencia». Ergo, existe una enorme brecha en las capacidades de resistencia.
En otro artículo de HBR, el autor Martin Reeves argumenta que la capacidad de adaptación de una empresa es la nueva ventaja competitiva: «Vivimos en una era de riesgo e inestabilidad. La globalización, las nuevas tecnologías y una mayor transparencia se han combinado para trastornar el entorno empresarial y provocar en muchos directores generales una profunda sensación de inquietud. Basta con mirar las cifras. Desde 1980, la volatilidad de los márgenes operativos de las empresas, en gran medida estáticos desde los años 50, se ha más que duplicado. Esto ha aumentado la brecha entre los ganadores (empresas con márgenes operativos altos) y los perdedores (aquellas con márgenes bajos)». Ergo, la brecha cada vez mayor en las capacidades de resistencia disminuye las probabilidades de supervivencia de las PYME en todo el mundo.
Diferentes enfoques
La resiliencia, la robustez, la fiabilidad y la resistencia representan distintos enfoques ante la adversidad, y su eficacia puede variar en función del contexto específico y la naturaleza de los retos. He aquí una comparación de estos enfoques:
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Fomentar la resiliencia: La resiliencia suele considerarse muy eficaz en la adversidad. La resiliencia permite a las entidades adaptarse, recuperarse e incluso prosperar tras las perturbaciones. Al fomentar la adaptabilidad, el aprendizaje y la agilidad, la resiliencia permite a las personas y a las organizaciones sortear las incertidumbres, aprovechar las oportunidades y mantener la viabilidad a largo plazo.
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Aumentar la robustez: La robustez es eficaz para mantener la estabilidad y la funcionalidad durante las interrupciones. Los sistemas robustos están diseñados para soportar tensiones y mantener el rendimiento. Sin embargo, la robustez puede tener limitaciones cuando se enfrenta a retos complejos o impredecibles que requieren flexibilidad, adaptación o innovación más allá de las capacidades predeterminadas del sistema.
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Mejorar la fiabilidad: La fiabilidad garantiza un rendimiento y una fiabilidad constantes en condiciones normales y adversas. Los sistemas, procesos y personas fiables ofrecen los resultados esperados de forma coherente. Aunque la fiabilidad es importante para la estabilidad y la previsibilidad, puede no ser suficiente para abordar todos los aspectos de la adversidad, especialmente cuando se requiere resiliencia o adaptabilidad.
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Ofrecer resistencia: La resistencia se considera generalmente menos eficaz a largo plazo como enfoque ante la adversidad. La resistencia implica mantener el statu quo y resistirse al cambio o a la adaptación. Aunque la resistencia puede proporcionar protección a corto plazo o preservar las estructuras existentes, puede limitar la capacidad de responder eficazmente a los retos cambiantes. Puede obstaculizar el crecimiento, la innovación y la capacidad de recuperación en circunstancias cambiantes.
En resumen, la resiliencia suele considerarse el enfoque más eficaz ante la adversidad porque se centra en la adaptabilidad, el aprendizaje y la capacidad de recuperarse con más fuerza. La robustez y la fiabilidad contribuyen a la estabilidad y la coherencia, pero pueden tener limitaciones en entornos dinámicos o complejos. Por otra parte, la resistencia suele considerarse un enfoque menos eficaz, ya que puede dificultar la adaptación y la capacidad de respuesta ante la adversidad.
Cuando Uber Pop entró en el negocio del taxi, la respuesta natural fue la resistencia. Cuando eso no funcionó, la respuesta pasó a ser la fiabilidad y la robustez, haciendo más eficientes los procesos existentes. Sin embargo, nadie había previsto la perturbación ni tomado medidas para aumentar su resistencia. En consecuencia, a estos rezagados digitales les costó mucho ponerse al día.
Aumentar la resistencia en el futuro
La resiliencia futura de las empresas se refiere a su capacidad para adaptarse, prosperar y seguir siendo competitivas frente a futuras incertidumbres, perturbaciones y cambios rápidos en el panorama empresarial. Implica una planificación proactiva, la toma de decisiones estratégicas y el desarrollo de capacidades que permitan a las organizaciones resistir y capitalizar los retos y oportunidades emergentes.
Hemos creado una lista incompleta de lo que puede mejorar la resistencia futura de su empresa:
- Mentalidad anticipatoria: Desarrollar una mentalidad anticipatoria implica explorar activamente el entorno externo en busca de tendencias emergentes, tecnologías y posibles perturbadores. Esto permite a las empresas adelantarse a los acontecimientos y prepararse de forma proactiva para futuros cambios.
- Prácticas ágiles y adaptables: Implantar metodologías ágiles y fomentar una cultura de adaptabilidad dentro de la organización permite responder y adaptarse con rapidez a la cambiante dinámica del mercado. Esto incluye una toma de decisiones flexible, procesos iterativos y la voluntad de experimentar y aprender de los fracasos.
- Innovación y aprendizaje continuo: Fomentar una cultura de innovación y aprendizaje continuo es crucial para la resiliencia futura. Las organizaciones deben promover la creatividad, la experimentación y la exploración de nuevas ideas, fomentando al mismo tiempo un entorno de aprendizaje que anime a los empleados a adquirir nuevas habilidades y conocimientos.
- Asociaciones y colaboraciones estratégicas: Crear asociaciones y colaboraciones sólidas con entidades externas, como empresas emergentes, instituciones académicas o redes industriales, puede ayudar a las empresas a acceder a nuevas tecnologías, conocimientos especializados y perspectivas diversas. Estas colaboraciones mejoran su capacidad para adaptarse al cambio y aprovechar las nuevas oportunidades.
- Adopción de tecnología y transformación digital: Adoptar la tecnología y someterse a la transformación digital permite a las empresas mejorar su agilidad, eficiencia y capacidad para aprovechar los datos y los análisis. Esto incluye la adopción de tecnologías emergentes, la aplicación de medidas de ciberseguridad sólidas y el aprovechamiento de la automatización y las soluciones basadas en IA.
- Desarrollo y retención del talento: Atraer, desarrollar y retener a empleados cualificados y adaptables es esencial para la resiliencia futura. Esto implica invertir en programas de formación, promover una cultura del aprendizaje y fomentar el compromiso y el bienestar de los empleados para garantizar una plantilla resistente.
- Gestión de riesgos y planificación de escenarios: La aplicación de estrategias eficaces de gestión de riesgos y la realización de ejercicios de planificación de escenarios ayudan a las organizaciones a identificar y mitigar posibles riesgos e incertidumbres. Esto les permite anticiparse y responder a los retos futuros con eficacia.
- Investigación positiva: Incorporar la indagación positiva a los futuros esfuerzos de resiliencia fomenta una mentalidad de optimismo, ingenio y resolución creativa de problemas. Implica identificar y aprovechar los puntos fuertes, las mejores prácticas y las historias de éxito existentes en la organización para inspirar y orientar las acciones futuras.
- Construccionismo social: Fomentando la diversidad de perspectivas e implicando a los empleados a todos los niveles, las organizaciones pueden construir colectivamente una visión compartida del futuro, identificar posibles retos y crear conjuntamente soluciones innovadoras.
- Prospectiva estratégica: La prospectiva estratégica consiste en explorar y analizar sistemáticamente posibles escenarios futuros para fundamentar la toma de decisiones y la planificación a largo plazo. Al integrar las prácticas de prospectiva, las organizaciones pueden anticiparse a las tendencias emergentes, las perturbaciones y las oportunidades, lo que les permite configurar sus estrategias y modelos de negocio en consecuencia y de forma proactiva.
- Agilidad organizativa: La agilidad organizativa se refiere a la capacidad de responder y adaptarse rápidamente a los cambios del entorno externo. Esto incluye disponer de estructuras, procesos y sistemas flexibles que permitan una rápida toma de decisiones, asignación de recursos y colaboración interfuncional.
- Centrarse en el cliente: Situar a los clientes al frente de la toma de decisiones y diseñar productos, servicios y experiencias que satisfagan sus necesidades cambiantes es crucial para la resiliencia futura. Las organizaciones deben dar prioridad a la comprensión de las preferencias de los clientes, la recopilación de comentarios y el uso de análisis de datos para impulsar la innovación centrada en el cliente.
- Pensamiento ecosistémico: Reconocer que las empresas operan dentro de ecosistemas complejos y comprender la interconexión de diversas partes interesadas, industrias y factores sociales es esencial. Adoptar una mentalidad ecosistémica ayuda a las organizaciones a identificar nuevas oportunidades de colaboración, asociación y cocreación, mejorando su capacidad para adaptarse y prosperar.
- Prácticas éticas y sostenibles: Integrar las consideraciones éticas y la sostenibilidad en las operaciones empresariales contribuye a la resiliencia a largo plazo. Las organizaciones deben dar prioridad a las prácticas responsables, como la gestión medioambiental, la responsabilidad social y la gobernanza ética, para garantizar que sus acciones se ajustan a las expectativas sociales en evolución y mitigan los riesgos potenciales.
- Liderazgo resiliente: Un liderazgo fuerte es fundamental para fomentar una cultura de resiliencia. Los líderes resilientes inspiran y motivan a los empleados, promueven una mentalidad de crecimiento y crean un entorno psicológicamente seguro que fomenta la innovación, el aprendizaje y la asunción de riesgos.
- Seguimiento y adaptación continuos: Construir la resiliencia futura requiere una supervisión continua del entorno externo, el seguimiento de las tendencias y la evaluación de la eficacia de las estrategias. Las organizaciones deben adoptar una mentalidad orientada al aprendizaje, que les permita adaptar y perfeccionar sus planteamientos a partir de nueva información y comentarios.
- Diversidad e inclusión: Abrazar la diversidad y fomentar una cultura organizativa integradora favorece las distintas perspectivas, la creatividad y la innovación. Una plantilla diversa aporta un abanico de experiencias, ideas y enfoques, lo que permite a la organización adaptarse y responder eficazmente a diversos retos y oportunidades.
- Compromiso con las partes interesadas: El compromiso con las principales partes interesadas, como clientes, empleados, proveedores y comunidades locales, ayuda a las organizaciones a comprender sus necesidades, expectativas y preocupaciones. Al implicar activamente a las partes interesadas en la toma de decisiones, las organizaciones pueden generar confianza, obtener información valiosa y garantizar que sus acciones se ajustan a los intereses de las partes interesadas.
- Mejora continua: Cultivar una cultura de mejora continua hace hincapié en el aprendizaje permanente, los circuitos de retroalimentación y los enfoques iterativos. Las organizaciones pueden adaptarse rápidamente, identificar ineficiencias e innovar continuamente animando a los empleados a buscar formas de mejorar procesos, productos y servicios.
- Comunicación sólida: La comunicación eficaz es crucial para crear resiliencia en el futuro. Las organizaciones deben establecer canales de comunicación claros y transparentes, garantizando que la información fluya sin problemas entre los distintos niveles y departamentos. La comunicación abierta y honesta fomenta la colaboración, la alineación y la respuesta rápida a las circunstancias cambiantes.
- Asignación de recursos y flexibilidad: La asignación estratégica de recursos y la flexibilidad en su utilización permiten a las organizaciones adaptarse con rapidez. Esto incluye recursos financieros, capital humano, tecnología e infraestructuras. Al tener la capacidad de reasignar recursos según sea necesario, las organizaciones pueden aprovechar las oportunidades emergentes o mitigar las amenazas potenciales.
- Aprender del fracaso: Adoptar una cultura que considere el fracaso como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento es vital para la resiliencia futura. Las organizaciones deben fomentar la experimentación, la asunción de riesgos y considerar los contratiempos como una valiosa retroalimentación para futuras acciones. Adoptando la mentalidad de «fracasa rápido, aprende rápido», las organizaciones pueden iterar y mejorar sus estrategias y procesos.
- Orientación a largo plazo: Construir la resiliencia futura requiere una perspectiva a largo plazo más allá de las ganancias inmediatas. Las organizaciones deben equilibrar los objetivos a corto plazo centrándose en la sostenibilidad, la longevidad y la creación de valor duradero. Esto implica invertir en investigación y desarrollo, desarrollo de talentos e innovación para crear capacidades para el éxito futuro.
- Colaboración externa e intercambio de conocimientos: La colaboración externa y el intercambio de conocimientos con colegas del sector, instituciones de investigación y expertos permite a las organizaciones aprovechar la experiencia externa, obtener nuevas perspectivas y acceder a recursos que van más allá de sus capacidades. Esto fomenta la innovación, el aprendizaje y el intercambio de buenas prácticas.
- Planificación de escenarios y pruebas de resistencia: La realización de ejercicios de planificación de escenarios y pruebas de resistencia ayuda a las organizaciones a anticiparse y prepararse para situaciones futuras. Las empresas pueden identificar vulnerabilidades, evaluar planes de contingencia y tomar decisiones informadas simulando diferentes escenarios y evaluando su impacto en la organización.
- Gobernanza y toma de decisiones adaptables: La implantación de estructuras de gobernanza y procesos de toma de decisiones adaptables permite a las organizaciones responder con rapidez a las circunstancias cambiantes. Esto implica capacitar a los empleados de primera línea, descentralizar la toma de decisiones cuando proceda y permitir una rápida experimentación e iteración.
- Resistencia financiera: El desarrollo de la resiliencia financiera implica el mantenimiento de prácticas financieras sanas, como una sólida gestión del flujo de caja, la diversificación de las fuentes de ingresos y una gestión prudente del riesgo. Esto proporciona a las organizaciones la estabilidad financiera y la flexibilidad necesarias para capear crisis económicas o trastornos inesperados.
- Inteligencia emocional y bienestar: Dar prioridad a la inteligencia emocional y al bienestar de los empleados contribuye a la resiliencia a nivel individual y organizativo. El apoyo a la salud mental y emocional de los empleados, el fomento de un entorno de trabajo positivo y la promoción del equilibrio entre la vida laboral y personal mejoran el compromiso, la productividad y la adaptabilidad.
- Sistemas de aprendizaje adaptables: El desarrollo de sistemas de aprendizaje adaptables, como plataformas de gestión del conocimiento, herramientas de análisis de datos y plataformas de aprendizaje, ayuda a las organizaciones a captar, organizar y aprovechar el conocimiento de forma eficaz. Estos sistemas facilitan el aprendizaje continuo, permiten tomar decisiones basadas en datos y mejoran la agilidad de la organización.
- Espíritu de innovación y experimentación: Cultivar un espíritu de innovación y experimentación anima a los empleados a generar y probar nuevas ideas, cuestionar el statu quo y asumir riesgos calculados. Esto incluye proporcionar recursos, tiempo y apoyo a las iniciativas de innovación y reconocer y recompensar las contribuciones creativas.
- Exploración del entorno y análisis de tendencias: La exploración activa del entorno externo, el seguimiento de las tendencias del sector y el análisis de la dinámica del mercado permiten a las organizaciones mantenerse al tanto de los cambios e identificar las oportunidades emergentes. Esto implica aprovechar los estudios de mercado, las herramientas de análisis de tendencias y las redes del sector para fundamentar la toma de decisiones estratégicas.
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Gestión de riesgos sólida: La aplicación de un marco integral permite a las organizaciones identificar, evaluar y mitigar los riesgos potenciales que podrían afectar a sus operaciones. Esto incluye el establecimiento de estrategias de mitigación de riesgos, planes de contingencia y sistemas de supervisión para abordar los riesgos de forma proactiva.
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Innovación centrada en el cliente: Poner un gran énfasis en comprender y satisfacer las necesidades de los clientes mediante la innovación ayuda a las organizaciones a seguir siendo relevantes y competitivas en el futuro. Esto implica buscar activamente las opiniones de los clientes, realizar investigaciones sobre los usuarios e integrar sus puntos de vista en el proceso de desarrollo del producto o servicio.
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Gestión adaptable de la cadena de suministro: Es crucial desarrollar una cadena de suministro resistente que pueda adaptarse a las perturbaciones y a las cambiantes demandas del mercado. Esto incluye la diversificación de proveedores, la creación de asociaciones estratégicas, la aplicación de prácticas ágiles de gestión de inventarios y el aprovechamiento de las tecnologías digitales para mejorar la visibilidad y la capacidad de respuesta de la cadena de suministro.
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Preparación para la normativa y el cumplimiento: Mantenerse informado sobre los cambios normativos y garantizar el cumplimiento de las leyes y reglamentos pertinentes ayuda a las organizaciones a sortear futuras incertidumbres. El seguimiento proactivo de la evolución de la normativa, el mantenimiento de procesos de cumplimiento sólidos y la colaboración con los organismos reguladores contribuyen a la resistencia futura.
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Sostenibilidad y responsabilidad social: Integrar prácticas de sostenibilidad y responsabilidad social en las operaciones empresariales mejora la resiliencia a largo plazo. Esto incluye adoptar prácticas respetuosas con el medio ambiente, abordar consideraciones sociales y éticas, y alinearse con las expectativas de las partes interesadas que priorizan la sostenibilidad y las prácticas empresariales responsables.
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Mano de obra capacitada y adaptable: Fomentar una mano de obra capacitada es crucial para la resiliencia futura. Esto implica promover una cultura de aprendizaje, fomentar la autonomía y el sentido de pertenencia de los empleados, ofrecer formación continua y oportunidades de desarrollo, y cultivar el talento que pueda adaptarse a la evolución de las funciones y responsabilidades.
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Gestión eficaz de las crisis: Desarrollar un sólido plan de gestión de crisis, que incluya protocolos de comunicación y mecanismos de respuesta claros, ayuda a las organizaciones a sortear con eficacia las crisis inesperadas. Comprobar y actualizar periódicamente el plan de gestión de crisis garantiza la preparación y la capacidad de responder con rapidez y eficacia.
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Análisis continuo del mercado y de la competencia: La realización de análisis continuos y competitivos permite a las organizaciones identificar tendencias emergentes, posibles perturbaciones y amenazas. Esto implica supervisar las estrategias de la competencia, analizar la dinámica del mercado y recopilar inteligencia de mercado para fundamentar la toma de decisiones estratégicas.
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Agilidad y flexibilidad organizativas: Cultivar la agilidad y la flexibilidad organizativas es esencial para la resiliencia futura. Esto incluye estar abierto al cambio, adaptar los procesos y estructuras según sea necesario, fomentar una cultura de agilidad y aprendizaje, y adoptar nuevas tecnologías y planteamientos innovadores.
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Preparación digital: Adoptar la transformación digital y contar con una sólida infraestructura digital prepara a las organizaciones para futuras disrupciones y oportunidades. Esto incluye la adopción de tecnologías emergentes, el aprovechamiento del análisis de datos y la creación de capacidades digitales para mejorar la eficiencia operativa, la experiencia del cliente y la innovación.
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Seguimiento continuo de las megatendencias: Mantener el pulso de las megatendencias mundiales, como los cambios demográficos, los avances tecnológicos y los cambios geopolíticos, ayuda a las organizaciones a anticiparse a los cambios a largo plazo y adaptar sus estrategias en consecuencia. El seguimiento periódico de las megatendencias apoya la toma de decisiones proactiva y la planificación estratégica.
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Adaptabilidad cultural: Cultivar una cultura que valore la adaptabilidad, el aprendizaje y la aceptación del cambio favorece la resiliencia futura. Las organizaciones deben fomentar una mentalidad de crecimiento, alentar la colaboración intercultural y adoptar perspectivas diversas para navegar con eficacia por los cambios culturales y los cambios del mercado mundial.
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Asociaciones estratégicas con startups y disruptores: Colaborar con startups, disruptores y empresas emprendedoras puede aportar a las organizaciones ideas nuevas, enfoques innovadores y tecnologías emergentes. Establecer asociaciones estratégicas o invertir en empresas emergentes permite a las organizaciones mantenerse a la vanguardia de la evolución del sector y aprovechar las innovaciones disruptivas.
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IA ética y automatización responsable: Hacer hincapié en las consideraciones éticas a la hora de adoptar la inteligencia artificial (IA) y la automatización garantiza un uso responsable y protege frente a consecuencias no deseadas. Las organizaciones deben dar prioridad a la transparencia, la equidad y la responsabilidad en las prácticas de IA y automatización para generar confianza y evitar posibles riesgos.
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Infraestructuras y operaciones resistentes: Crear resistencia en las infraestructuras físicas, los procesos operativos y las cadenas de suministro es crucial para mitigar las interrupciones. Esto incluye medidas de redundancia, sistemas de copia de seguridad, planes de recuperación en caso de catástrofe y protocolos operativos sólidos para minimizar el impacto de los imprevistos.
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Redes de colaboración y ecosistemas: Crear redes de colaboración y participar en ecosistemas, asociaciones industriales y plataformas de intercambio de conocimientos fomenta la resiliencia mediante recursos compartidos, la resolución colectiva de problemas y la inteligencia colectiva. Las redes de colaboración permiten a las organizaciones poner en común su experiencia, acceder a conocimientos especializados y compartir las mejores prácticas.
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Marketing adaptativo y captación de clientes: Adaptar las estrategias de marketing y los enfoques de captación de clientes a los cambios en el comportamiento y las preferencias de los consumidores ayuda a las organizaciones a seguir siendo relevantes y receptivas. Esto incluye aprovechar los canales digitales, la personalización y los conocimientos basados en datos para ofrecer experiencias a medida y mantener la fidelidad de los clientes.
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Mentalidad empresarial: Cultivar una mentalidad emprendedora en toda la organización fomenta la resolución proactiva de problemas, la innovación y la búsqueda de oportunidades. Permitir a los empleados asumir riesgos calculados, fomentar el pensamiento creativo y recompensar los comportamientos emprendedores fomenta una cultura de resistencia y adaptabilidad.
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Autoevaluación y aprendizaje continuos: Evaluar periódicamente el rendimiento de la organización, aprender de las experiencias y adaptar las estrategias es crucial para la resiliencia futura. Las organizaciones deben adoptar una mentalidad de mejora continua, fomentar los circuitos de retroalimentación y dar prioridad al aprendizaje y al intercambio de conocimientos a todos los niveles.
Esta lista incompleta muestra los múltiples aspectos, puntos de vista, enfoques, medidas y marcos que deberían tenerse en cuenta a la hora de mejorar la resistencia futura y posicionar a la empresa para prosperar en un entorno empresarial incierto y en constante cambio.
Cumbre sobre la resiliencia futura
Dada la complejidad de nuestra época y los retos a los que se enfrentan los ejecutivos para crear resiliencia futura en la empresa, estamos trabajando para organizar una Cumbre sobre Resiliencia Futura.
¿Por qué utilizamos el término resiliencia en lugar de resistencia? Al igual que la eficacia y la eficiencia, la resiliencia madura y puede medirse, seguirse y mejorarse. Por tanto, la resistencia futura debe considerarse un KPI. Teniendo en cuenta la referencia del sector, este indicador multifacético permitirá al equipo ejecutivo determinar si el nivel de resistencia de la organización está por debajo, dentro o por encima del par.
Escribimos estas palabras hace casi una década: «Todo lo que puede ser perturbado, lo será». Hoy nos encontramos en medio de continuos trastornos, crisis sanitarias y agitación geopolítica.